Cerca de la media noche del 5 de Julio, el titular de la Delegación del PAN en el Estado de México, el senador Ulises Ramírez, salía a los medios de comunicación alzando los brazos de los candidatos a alcaldes que según él ya habían ganado sus respectivos municipios; tanto Miguel Ángel Ordoñez Rayón, de Tlalnepantla, como Wilfrido Torres González, de Atizapán de Zaragoza, eran ya los que encabezarían sus respectivos ayuntamientos dadas las tendencias en la intención del voto.
Con tanta experiencia política, habiendo ya sido Presidente Municipal de Tlalnepantla, ¿por qué el senador Ulises Ramírez no esperó un poco más de tiempo para saber realmente que estaba pasando? ¿él, que presumía de tener un grupo muy sólido en la zona del Valle de México, no contó con una sola persona que lo mantuviera al tanto de lo que pasaba en esos municipios? Lo único que logró fue hacer el ridículo ante los medios, ante el PAN nacional, ante el Presidente Calderón, y ante todos los militantes.
La historia política de Arturo Ugalde se puede sintetizar en dos palabras: persistencia e inteligencia. Sólo él podía recuperar para el PRI la alcaldía de Tlalnepantla. Sólo él sabía que su sexto sentido podía aglutinar a verdaderos líderes, que hartos de las promesas incumplidas por los gobiernos panistas, esperaban con mucha paciencia la estrategia definitiva para cobrarse voto a voto los improperios de gobiernos sin política social.
Se sabe que Arturo Ugalde compitió con precandidatos priistas fuertes, patrocinados por políticos influyentes o por grupos empresariales. Viendo los resultados, la visión política de Enrique Peña Nieto tuvo resultados alentadores al darle la confianza a Ugalde Meneses. Encuestas iban y venían, pero la mayoría decía que el PAN repetiría sin problemas el gobierno municipal. Los panistas estaban “sobrados”.
Después del 5 de Julio, la historia dio un giro radical. Ulises Ramírez no daba crédito a los que estaba viendo. En un solo día, el PAN perdió Toluca, Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza y Cuautitlán Izcalli; juntando estos municipios, fueron más de 600 mil votos a favor del PRI, casi 155 mil votos de diferencia, según el IEEM. En las figuras de María Elena Barrera, Azucena Olivares, David Castañeda y Alejandra del Moral Vela se centrará el trabajo que se requiere para que la zona del Valle de México retome la fuerza que perdió con los panistas.
Muy a propósito no mencionamos en la lista anterior a Arturo Ugalde Meneses, porque esta clase de políticos se cuecen muy aparte, es de esos tipos que deberían de ser perpetuos como símbolos de alta jerarquía. Seguros estamos que aunque muchos hayan querido el fin de su carrera política, Arturo Ugalde sigue, continúa, no vemos algún obstáculo para que su liderazgo se extinga.
En política, decía Napoleón Bonaparte, los males hay que sanarlos y no vengarlos. Confiamos en que Arturo Ugalde, por el prestigio de Tlalnepantla, sepa consolidar su ideario político, que no es más que el de persistencia e inteligencia.
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